Nubes en Silencio

1 taza de porcelana blanca Casi siempre me duele la cabeza cuando olvido respirar bien por las mañanas. Me ocurre seguido. Abro los ojos, no me muevo, hoy el brazo derecho está metido debajo de todo el peso de mi cuerpo tendido de medio lado hacia un extremo del colchón. La almohada está más arriba de mi cabeza porque dejó de darle apoyo al cuello en algún punto durante la madrugada, mientras mis extremidades experimentaban movimientos de baile involuntarios. Ahora mis piernas están paralizadas en una posición extraña, como de gancho metálico viejo, flacuchas, encorvadas, sin gracia. Tengo los dientes apretados, los labios cerrados, me duelen las muelas. Toda la noche dormí como masticando la carne invisible y tiesa de un muerto que cargo de otra vida. Entonces, primero suelto los músculos de la mandíbula, dejo que se me descuelgue, abro la boca, babeo un poco sobre la almohada. Con la lengua me acaricio el paladar y los cachetes por dentro, me recorro los dientes, me consiento lo

Eres libre en la muerte Puedes viajar sin peso por el espacio Eres eterna como las estrellas que se convierten en agujeros negros Eres parte del cosmos Y de mis recuerdos de ti, que también son eternos

 Si fuera un pez, ¿ya no podría ser cantante? Algunos animales marinos, como la ballena azul, cantan para comunicarse.

A veces las personas tienen buena suerte... Yo pude no haber ido nunca al mismo lugar, en el mismo momento que tú, para encontrarte y besarte. Me da hambre tu hermosura. Me quiero comer el universo y probar todos los elementos que hacen que tú existas. Sé que nadie es un villano realmente. Creo que todos tenemos cosas buenas.  Quisiera volar. Estoy cansada de sentir que no soy suficiente. No quiero ser famosa, pero quiero tener una casita en una montaña, con una chimenea y una conciencia tranquila.

 Tu gata me escuchó cantar para calmar mis nervios mientras los otros se reían del terror. Te extraño, María del Mar...

Me levanté con mareo. Tenía resaca de vino y sabía que duraría todo el día. Pero decidí salir y sentir el aire afuera. Por supuesto, no fue una buena idea. Volví a casa y quise cerrar todas la ventanas. A veces, la soledad nos convierte en nuestros peores enemigos.  But... my heart is never open to the right people.